domingo, noviembre 28

Porque de pequeños creíamos que cualquier cosa imposible era posible sólo con cerrar muy fuerte los ojos e imaginar cómo sería. Por ejemplo yo siempre creí que si los días de lluvia saltaba con los dos pies juntos sobre todos los charcos las gotitas de agua se convertían es estrellas de colores. Y por eso siempre salía con mis katiuskas a la calle, en busca de charcos para colorear mi ciudad. Imaginaba cada charco como un estuche lleno de colores esperando a que alguien saltara sobre él para colorear su paseo matutino. Tal vez por eso de pequeña (y ahora) adoraba pintar cuando no llovía.

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